Gracias por haberme engendrado con amor…
por abrigar mi ser al momento de germinar…
por cultivar mi niñez con cariño… por regar
con paz mi adolescencia… por la libertad de mi
juventud, la libertad fue muestra de que confían
en mí y gracias a su confianza crecí y maduré también,
de tal forma que ahora puedo decirles: no se siembra
algo en vano, el presente testimonio es fruto del
árbol que ustedes cultivaron… una profesión fue
siempre mi anhelo y en gratitud la cosecha
a ustedes yo ofrendo. Papá, Mamá… gracias
por la fuente inagotable del alimento
que nutre a un hijo: El Amor.